En junio, Europa puso su mirada en Azerbaiyán. En su capital, Bakú, se disputaron varios partidos de la Eurocopa de fútbol. Tras la deslumbrante fachada, levantada gracias a la riqueza petrolera del país, gobierna un presidente autocrático, Ilham Aliyev, y su familia.
Desde hace décadas se acusa a su régimen de violar los derechos humanos, de reprimir la libertad de expresión, de perseguir a abogados críticos.
A pesar de ello, varios políticos alemanes han contribuido a mejorar la reputación de Aliyev. En el Consejo de Europa de Estrasburgo, votaron en ...
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